Dolor de pezones en la lactancia materna, cmo prevenirlo?
El dolor en los pezones durante el amamantamiento del bebé se presenta con mucha frecuencia. Estas molestias generalmente surgen en la etapa inicial, cuando la madre está en un momento de enorme vulnerabilidad. Es difícil mantener la lactancia si el dolor perdura, sobre todo, a costa del sufrimiento, y muchas madres la abandonan a veces presionadas por el entorno o ante la falta del acompañamiento de un profesional experto. La información o formación durante la gestación es la mejor manera de prevenir el problema y la consulta rápida con la matrona cuando aparecen los primeros dolores la forma de proceder adecuada para identificar la causa y llegar a una solución que permita seguir adelante con la crianza natural del recién nacido.
Las especialistas consultadas por CuídatePlus plantean dos ideas iniciales que no se pueden perder de vista cuando se aborda el dolor durante el amamantamiento. “Las mamás deben saber que, una vez instaurada, no existen razones para que la lactancia materna duela. Si bien es cierto que los primeros días es frecuente tener mucha sensibilidad en los pezones e incluso que llegue a ser molesto, fundamentalmente en los primeros instantes tras el agarre del bebé, también es verdad que esta sensibilidad exacerbada se pasa y finalmente se llega a un proceso donde no existe el dolor e incluso se convierte en una experiencia placentera para la diada formada por la madre y el hijo”, asevera Amparo Lujano-Arenas, matrona del Centro de Salud Arroyo de Medilegua, Madrid.
El segundo planteamiento a tener muy en cuenta corre a cargo del equipo de matronas del Hospital Ribera Povisa de Vigo (integrado por Irene Garay Martínez y Amada Méndez Chapela): “La gran mayoría de los problemas suelen resolverse fácilmente una vez encontrado el origen. A veces de forma inmediata tras intervenir un profesional. En otras ocasiones, necesitan más tiempo, mejorando de forma paulatina”.
Cada niño y cada mamá son diferentes y, por tanto, son muchas las variables y escenarios que se pueden presentar en cada diada, así que el origen del dolor de pezones y mamas es multifactorial; incluso con la misma mujer se puede dar el caso de que con un hijo no duelan y con otro sí. No obstante, según las matronas de Povisa, la causa más común es la posición y el agarre utilizado en la técnica de la lactancia. A veces el motivo se encuentra en la propia mama debido a la existencia de grietas, heridas, infecciones, irritación dérmica por la ropa, jabones, eccemas, vasoespasmo o el fenómeno de Raynaud.
Otras causas pueden encontrarse en los horarios restrictivos o el uso del chupete y, por supuesto, estar en el propio lactante a raíz de algunas alteraciones anatómicas y/o funcionales, como anquiloglosia, tortícolis, niño con paladar alto o hendido, frenillo… Estas restricciones anatómicas provocan una alteración en el agarre y, por tanto, que la técnica no sea efectiva y se produzca dolor. “Como se puede observar, el origen del dolor en los pezones es multifactorial, lo que en ocasiones genera un círculo vicioso en el que un mal agarre que causa una grieta hace que se produzca dolor, la posición es cada vez peor, se restringen tomas, se altera la producción, aparece la ingurgitación, el bebé agarra peor y se empeora el problema”, explican desde Povisa.
Cuando se pregunta por las soluciones, las expertas coinciden en que es imprescindible que la diada formada por una madre y su recién nacido sean valorados por la matrona. Lujano destaca la labor de la matrona de atención primaria en el apoyo que necesita la madre, mientras que el equipo de Povisa subraya la utilidad de un protocolo de lactancia materna ya en el hospital. Para realizar una correcta valoración, hay que realizar una detallada anamnesis, una exploración de la madre, otra del bebé y una observación de la toma para evaluar el comportamiento del bebé, la postura de ambos, el agarre y los signos de succión efectiva.
Cuando una madre siente dolor, los remedios serán diferentes según sea el motivo y, en consecuencia, el tratamiento individualizado. Uno de los principales problemas son las grietas en el pezón, cuya causa más común suele ser un mal agarre o posición del bebé cuando lacta. “El corregir esa postura o agarre es la principal intervención en este caso y, en paralelo, debemos de tratar esa alteración de la integridad cutánea del pezón, siendo las posibles opciones el uso de lanolina, vitamina E, apósitos terapéuticos o aceite de oliva”, señala Amparo Lujano”.
Las mastitis requieren de un antibiótico y medidas de confort, pero según las matronas del Hospital Ribera Povisa también hay que valorar el agarre y quizás dar indicaciones de mejora en el vaciado. “Si observamos un muguet en el bebé, habrá que pautar angifúngicos”, añaden estas especialistas, que no descartan que en algunas situaciones haya que recurrir a pezoneras (indicando talla y enseñando la colocación) o a una lactancia diferida.
Prevención
Como en prácticamente todos los trastornos de salud y enfermedades, la prevención es la mejor estrategia. Y sobre ello las opiniones de las expertas vuelven a coincidir: la principal forma de prevenir es el conocimiento y la asistencia a los talleres de preparación al nacimiento o crianza o de educación maternal/paternal, son una herramienta valiosísima. Los grupos de lactancia son muy útiles porque dentro se produce un apoyo entre iguales que aporta grandes beneficios para sus participantes.
“Para una mujer que va a ser madre es crucial que reciba información sobre lactancia materna: por qué se recomienda, cuáles son las posibles posturas, cómo identificar un buen agarre, cómo es el proceso de instauración en los primeros días y cuáles son los signos que sugieren anormalidad ante los que hay que consultar lo antes posible con un profesional especializado”, comenta Amparo Lujano.
No hay una mujer tipo que pueda ser propensa a tener dolor al amamantar, pero es cierto que lo que es bueno para una mujer puede no serlo para otra, por lo que el equipo del hospital vigués es reacio a generalizar recomendaciones como pezoneras, sacaleches o discos de lactancia: “Pueden producir más daño que beneficio. Las pezoneras deben usarse sólo si es necesario, con la talla adecuada, las copas de los extractores igual. Los discos de lactancia pueden generar cuadros de dermatitis, el uso de cremas puede irritar…Es por ello que debe haber siempre un profesional valorando y dando consejos”.
Con respecto a la prevención de las grietas, recuerda que es un problema mecánico que se origina al mamar el bebé solo del pezón en lugar de agarrar una buena porción de pecho, incluyendo además del pezón gran parte de la areola. Por lo mismo es inútil intentar prevenirlas durante el embarazo con cremas, masajes o preparando el pecho: “Lo fundamental es la valoración de la posición del bebé al pecho, de la succión del bebé o de la movilidad de la lengua, diagnosticando en ocasiones una anquiloglosia o frenillo corto”.
No es conveniente lavarse el pecho en cada toma, ya que puede provocar la desaparición de la capa de protección natural que tienen el pezón y la areola.
Los signos de que un bebé mama bien, además de que no duelan los pechos, son que come eficazmente, su aumento de peso es suficiente, está menos tiempo mamando y suelta el pecho por sí mismo.
Las matronas de Povisa aconsejan que la pareja o familia más cercana asista a las charlas prenatales porque proporcionan herramientas para evitar complicaciones, solventar pequeñas dificultades y solicitar la ayuda del profesional de referencia ante su persistencia: “Los primeros días en el hospital son fundamentales, el apoyo continuo a esa madre y el refuerzo positivo. El acompañamiento tras el alta hospitalaria también a través de la llamada telefónica, el grupo de apoyo o un teléfono de contacto para que la madre pueda consultar”.
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